viernes, 7 de diciembre de 2007

8 rostros Part. 1






Me angustia un poco cuando no puedo escribir aquí. Cuando no tengo tiempo de ver tele o sentarme a comer galletas. Me meto a segundos y quiero hacerlo, prometo que si, pero suena el teléfono, ese que mis padres no conocen, ese celular que guardo para algunos y que contesta con una siempre candente voz. Esa mía que gime, que grita, que se queja y se alegra. La voz que ninguno de ustedes conoce.

Me había ido de viaje hace un tiempo, pero volví hace rato. Lo pasé bien, con un sólo cliente, acompañando en aburridas comidas de gente que no me podría importar menos, haciéndole creer que me mostraba el mundo y que estaba feliz de que me llevara de viaje, pero otra vez más, no me podría interesar menos.

En resumidas, andaba con "la weá" me quería quedar sola en mi cama santiaguina, tomando jugo de naranja y de vez en cuando a levantarme para ir al baño. Quería mandar todo a la cresta.


Fui al maldito viaje, probé sus sabores como les dije. Rico, claro, el problema es que después de eso tenía que seguir viéndolo, ¡una verdadera lata! Me gusta hacerlo, cobrar e irme, nada de escuchar historias, dármelas de mamá o esposa de nadie, pero eso es lo que me gustaría. Lamentablemente, no he sido entrenada para eso, debo responder estupideces, preguntar otras tantas, ser siempre atenta, delicada, ganosa y culta. A veces me dan ganas de decirles " que te pasa idiota que no sabes meterla? pero no, siempre lo hacen tan bien...

¿Les conté que quería mandar todo a la cresta? Creo que se nota. Pero a mi regreso ocurrió algo que me motivó. Quizás el viaje no era la mejor opción y me hizo pensar tonteras, pero el encuentro de regreso, simplemente genial.

Como falté tanto a algunas clases que me quedan, me conseguí para variar certificado médico con un cliente. Llegué a dar las explicaciones correspondientes, ni me había fijado de que había estado supuestamente enferma. Al salir de la sala me encuentro con Bárbara, una chica muy entusiasta y de carácter alegre, ojos lascivos y que por alguna extraña razón siempre buscaba acercarse a mi, aún cuando yo más que hablarle la escuchaba. Siempre le ponía atención a sus historias amorosas, ella creyéndose de lo más salvaje y "suelta de cuerpo" y yo pensando "Supiera que mi trabajo es ese mismo, y pagado". Nos fuimos a almorzar.

Comenzó a contarme sus cosas, como si fuera su intima amiga. Ya me daba risa ella, tan expresiva y gesticulando exageradamente. Su pelo castaño caía escalonado por sobre sus hombros, y la piel blanca me aseguraba que evitaba los rayos del sol a como de lugar. Unas pequeñas pecas sobre su nariz le daban un aspecto infantil, más con su flequillo tan recto sobre su frente, era divertida...pero mucho para mi. Invasiva como ella sola. Quien iba a pensar que terminaríamos en la misma cama, con 8 rostros desconocidos...


Pero vamos por el principio. Me comenzó a hablar de unos tipos que ni conocía, mirando y esperando mi aprobación de cada cosa que me contaba. Parecía como una adoslescente extasiada contándome sus experiencias, y yo que no puedo evitarlo le daba algunos consejos o sin querer decía cosas un tanto privadas....ella más abría sus ojos, ahora esperando en cada pausa que le dijera algo.

Cuando de repente sacó el tema. Me preguntó si alguna vez había estado con más personas, yo haciéndome la desentendida le pregunté a que se refería,

" acostarte con varios a la vez" me dijo. ¿Una orgía?, le pregunté, algo así, me respondió. Cuento corto es que me dijo: " Mira Carola, en el dpto 12xx por Manuel Montt todos los sábados nos juntamos, somos como 6, si quieres vas y puedes llevar a alguien, pero igual es discreto". Esta dulce e infantil niña, de cara tierna y ropa desaliñada, pero colorida, me estaba invitando a un encuentro swinger. Le pregunté más detalles y me decía que ella iba con la pareja de turno, los otros eran parejas estables, entre esos el dueño de departamento con su polola, ambos ingenieros, y los otros dos ella publicista y él músico.

Me contaba que a veces llegaban más y era todo muy simple, entretenido y confidencial.
Yo me hice la " no gracias" pero me moría de la curiosidad, y claro, de verla a ella en acción...¿seré muy voyeur? Y no me aguanté las ganas...

Prometo no perderme por mucho para contar lo que sigue. Por mientras agarren a su pareja y averiguen donde queda el famoso dpto de Manuel Montt.